Hemeroteca Histórica de Tarifa
Información
La Hemeroteca Histórica de Tarifa es un servicio web facilitado por el Museo-Fundación Wenceslao Segura, que fue abierto al público en el año 2021 y que ha sido posible gracias al convenido firmado con el Fondo Documental Carlos Núñez Jiménez.
Las hemerotecas históricas se han convertido en fuente fundamental para conocer la Historia Contemporánea, razón por la que hemos querido facilitar al público la valiosa información contenida en la prensa local tarifeña.
Tarifa tiene prensa local desde final del siglo XIX, donde destaca el semanario Unión de Tarifa y otras publicaciones más modernas como Baelo y Tarifa, la Voz de un Pueblo.
Con esta hemeroteca digital ofrecemos a los historiadores y a los lectores curiosos información de lo ocurrido en Tarifa desde hace 130 años.
El Defensor - El Defensor de Tarifa
El día 10 de diciembre de 1890 salió el número 1 de El Defensor, primer periódico editado en Tarifa y que se subtitulaba "Semanario Independiente". Su formato era el de folio español (21.5x31.5 cm) y tenía cuatro páginas.
Su director fue José Saborido del Corte y la administración la llevaba Ignacio Ramos Sotomayor. La redacción y administración estuvo primero en la calle Solís, 1 y luego pasó a la calle Guzmán el Bueno número 12. El precio de la suscripción mensual para Tarifa (cuatro ejemplares) era de 75 céntimos.
Hasta el número 21 El Defensor estuvo impreso en el establecimiento tipográfico de Gonzalo Meléndez, situado en la calle San Francisco, 2. Posteriormente fue editado en la Imprenta Tarifeña, en la calle Guzmán el Bueno, 12 propiedad de José O'fferrall.
A partir del número 21, editado el miércoles 30 de abril de 1891, cambió el nombre de su cabecera, pasando a llamarse El Defensor de Tarifa.
La última página estaba dedicada a la publicidad y en ella aparecía, entre otras, la propaganda de la Tienda de tejidos, quincalla y paquetería de Domingo Pérez, que estaba en la calle Obispo y Valero, 2. Entre otros anuncios estaban: La Madrileña, empresa de diligencia entre San Fernando, Tarifa y Algeciras; El Círculo Instructor del Obrero, que ofrecía clases nocturnas de lectura, escritura y aritmética; y la Tienda de Manuel Búa Silva, que ofrecía a sus clientes jamones de Lugo y vino de pasto.
El Tarifeño
Al terminar el año 1891 se empieza a publicar El Tarifeño, semanario que tuvo una duración de tres años y que tenía como director y propietario al médico Juan García de Celis. Se subtitulaba "Semanario Independiente" y se componía en la Imprenta Tarifeña, situada en la calle Guzmán el Bueno, 12 y propiedad de José O'fferrall. Esta imprenta, conservando el mismo nombre y dueño, pasaría poco después a la calle San Francisco número 4.
Como era habitual, cada ejemplar estaba compuesto de cuatro páginas de un tamaño que se ajustaba al folio español. La suscripción mensual era de 75 céntimos, pero a partir del número 32 la suscripción pasó a ser trimestral y a un precio de dos pesetas.
La redacción y administración estuvo en un principio en la misma imprenta, pasando posteriormente a la plaza Batalla del Salado, 2 y finalmente a la calle Sancho el Bravo, 3. El administrador de la publicación fue Pedro García Gautier.
Además de los artículos de opinión, era habitual la reseña de los plenos municipales; la sección titulada "Gacetillas" sobre noticias de sociedad y las cartas que los lectores enviaban al periódico.
En la última página de El Tarifeño estaba la sección de anuncios, de los que recogemos el de la Confitería y Repostería de José Sáenz, que anunciaba las "tan renombradas cajillas y rosillas". Luis Álvarez, que atendía al público en la calle Luz, 10, ofrecía un amplio surtido de platería y relojería. Otra publicidad interesante era la que anunciaba el colegio de primera enseñanza elemental y superior El Tarifense, academia que dirigía Bartolomé Bohórques Gil y que estaba situado en la plaza de la Constitución, 1 y con acceso por la calle Almedina, 2. Francisco P. Muñoz ofrecía sus productos de perfumería, sólo al por mayor, y ofrecía facilidades de pago.
El Tarifeño perduró hasta el comienzo del año 1894, por problemas con la imprenta, alcanzando el número 107.
La Voz del Pueblo
En el mes de agosto de 1897 salió el primer número del periódico La Voz del Pueblo, un título que se va a repetir en varias ocasiones en la prensa tarifeña. Llevaba el subtítulo de "Periódico semanal, literario y de interés general" y era de orientación republicana. Se imprimió en la Tipografía de M. Ruffo, que tenía sus talleres en la calle San Mateo número 3.
El director de la publicación fue Ángel Díaz Pérez y tenía su redacción en la Calzada de San Mateo, 3. La suscripción de los cuatro números mensuales era de 75 céntimos para los lectores de Tarifa. Como era lo habitual en la época, cada ejemplar tenía cuatro páginas.
Era habitual que sus colaboradores firmaran con sus propios nombres, entre los que era frecuente leer a Juan Araujo Rodríguez, destacado republicano de la población. Otros nombres eran Ventura Ruiz Aguilera, J. Fernández de la Reguera, Juan Mayo y otros muchos.
Además de las suscripciones, La Voz del Pueblo tenía como ingresos los anuncios, que estaban agrupados en la última página. Debió este periódico aumentar sus lectores, porque cada vez tenía más anuncios, la mayoría de ellos de texto sin tipografía especial.
En los últimos números la dirección se enorgullecía en anunciar que "La Voz del Pueblo era el periódico de más circulación del Campo de Gibraltar".
Entre sus muchos anunciantes citar el de la tienda de calzados de José Chamizo; la tienda de quincalla, paquetería, bisutería y calzado de Juan Villalta Sevilla; el comercio de Francisco García Sillero ofrecía productos en general, entre ellos, adornos y bordados; y el Café de la Industria y el Comercio de Rafael Castro Moya anunciaba la calidad del café, vinos y licores que ofrecía a su clientela.
Un anuncio llama la atención al lector actual, el que puso Juan Pazos Laroche ofreciéndose a comprar sellos de dos reales del año 1851. La Voz del Pueblo, al igual que la restante prensa de la época tuvo una vida corta. El último ejemplar que recogemos en nuestra colección es de final del año 1898.
El Nuevo Obrero
El prolífico republicano Juan Araujo Rodríguez, que colaboró en varios proyectos periodísticos, fue el redactor jefe del periódico El Nuevo Obrero, que apareció el 6 de octubre de 1898. Los suscriptores tenían que abonar 50 céntimos por los cuatro números mensuales, y se les ofrecía la posibilidad de acudir a la redacción del periódico a informarse sobre cualquier asunto administrativo o judicial, y el periódico se comprometía a acompañar a sus suscriptores a las oficinas públicas y a los juicios verbales o de conciliación.
El periódico tenía cuatro páginas impresas a dos columnas. Comenzó a editarse en la Imprenta M. Ruffo, que tenía su taller en la calle San Mateo, 3. Al tercer número pasó a la Imprenta Nueva de Sabino Araujo, hijo del director del periódico, que tenía el taller en la calle Luz, 6. Aunque pasado el tiempo volvería a ser el taller de Manuel Ruffo quien imprimiría El Nuevo Obrero, para más tarde ser de nuevo impresa por Sabino Araujo.
Era frecuente que apareciera la firma de Juan Araujo y los restantes trabajos no solían tener autoría. Entre sus informaciones no faltaba la reseña de los plenos municipales y la sección "Trabajos Ajenos", que eran cartas enviadas por lectores.
La publicidad se reservaba para la última página, pero no contó con muchos anunciantes. Entre otros aparece la publicidad del establecimiento de género de Ángel Díaz Pérez, que tenía su tienda en el número 20 de la calle de la Luz, ofrecía paños para marselleses, capas con embozados, franelas para camisas y percales finos; el almacén de calzados de Pedro Quero Nogales, ofrecía confección a medida en su tienda y taller de la calle Luz, 8; y el establecimiento de bebidas de Domingo Araujo ofrecía a su clientela vinos blancos de Chiclana y dulces de Málaga.
El último número de la colección recogida en esta hemeroteca es de mayo de 1899, pero El Nuevo Obrero continuó editándose con Ramón Navarro como director, y siguió contando con la colaboración de su fundador Juan Araujo.
El Centinela del Estrecho de Gibraltar
El primer número de El Centinela del Estrecho de Gibraltar se imprimió a final del año 1901, sin que pueda calificarse como un periódico local, aunque eran frecuentes las noticias de Tarifa.
En El Centinela del Estrecho de Gibraltar se leían noticias marítimas del Estrecho, información varia sobre el norte de Marruecos, Gibraltar y su Campo. Lugar destacado tenía el "Boletín Marítimo" donde se informaba de los barcos que cruzaban el Estrecho.
Se editó en la Imprenta Tarifeña que tenía el taller en la calle Santísima Trinidad, 3, la misma dirección de la redacción y administración del periódico.
La suscripción era de tres pesetas el trimestre para España y tenía cuatro páginas impresas a cuatro columnas.
En la última página se agrupaban los anuncios, no muy abundantes, y sólo algunos de comercios o industrias de Tarifa. Se anunciaba la Compañía Africana de Navegación, que tenía línea regular entre Sevilla y Málaga, haciendo escala en Tarifa. La imprenta Siglo XX, que tenía el establecimiento en la calle Santísima Trinidad, 6, ofrecía sus productos de papelería, librería y objetos de escritorio. La Fábrica de Conservas Alimenticias de E. Massardo y Compañía, ofertaba las conservas de atún en aceite. Y entre otras publicidades la hojatelería de Antonio Delgado anunciaba aparatos para gas acetileno.
En julio de 1902, en su número 37, se anunciaba el cierre de la publicación, obligado por las duras críticas que estuvo haciendo al general británico Herbert Kitchener.
El Anunciador
El semanario El Anunciador editó su primer ejemplar en enero de 1907, con el subtítulo “Semanario literario, noticias, intereses locales y anuncios del comercio”. Tenía cuatro páginas, se vendía en Tarifa al precio de 0.25 pesetas y salía los domingos.
No fue un periódico al uso, es decir se desentendió de las luchas políticas y le dio especial protagonismo a la publicidad. En la tercera página estaban los anuncios por palabras, gratis para los suscriptores y en la última página estaban los anuncios de pago.
La redacción y administración estaba en los talleres de la Imprenta Tarifeña, situada en el número 3 de la calle de la Luz. Por lo que cabe entender que la publicación de El Anunciador fue un proyecto de la propia imprenta.
Entre los anuncios por palabras que se encuentran en las páginas de El Anunciador encontramos la publicidad del fotógrafo M. Fuentes; la relojería de Jerónimo Jiménez, que tenía el taller en la calle San Francisco, 18 o la remitencia de pescado de José Donda Valencia, que tenía el domicilio en Santísima Trinidad, 24.
En la última página se anunciaba la tienda de Antonio Cabanes en Trinidad, 6, ofreciendo vinos, licores, aguardiente, ron, y coñac; la sombrerería de Antonio López en la calle Luz y la funeraria Nuestra Señora de la Luz de Escribano y Jiménez.
El último número de nuestra colección es el 26 que se publicó en junio de 1907.
La Verdad
Con el subtítulo de "Semanario Político" apareció en junio de 1930 el periódico La Verdad. Unos meses antes había abandonado la jefatura del Gobierno el general Primo de Rivera, y se avecinaban nuevos tiempos políticos.
El primero conde de Barbate, Serafín Romeu, puso en marcha una precampaña política a través de sus medios de comunicación. En Tarifa funda La Verdad, que en su encabezamiento no llevaba el nombre del director y utilizando seudónimos los varios colaboradores de la publicación.
El objetivo insistente de La Verdad fue la crítica a la labor del anterior alcalde, Carlos Núñez Manso, director y propietario de La Unión de Tarifa.
La Verdad se imprimía en los talleres del Noticiero Gaditano y destaca por su cuidada edición. La Verdad no tenía publicidad, estaba compuesto de cuatro páginas, el precio del ejemplar suelto era de 20 céntimos y su redacción y administración estaba en la calle Sancho el Bravo, 6.
El último número de nuestra colección es el 12, fechado en agosto de 1930.